En la mañana muy temprano
Tu pelo translucido
Se transformo en filamentos de chocolate
que brillaban con el sol salvaje de verano.
Me quede ahí mirando como te transformabas en un ser mítico,
dulce como los rayos que entraban en puntillas iluminando La cama y tu cuerpo.
Quise saborear el chocolate mágico pero como todas las cosas efímeras,
desapareciste en un suspiro. Sólo quedo la estela láctea de tu aroma,
tu semen que como constelación me guiaba a un surco del laberinto del minotauro,
tu casa.
Me disfrace de Pasifae
y te seguí,
cual hormiga sigue la estela de la azúcar...
Aquí estoy a tientas,
ciega y dispersa mis antenas no funcionan
y mis hechizos griegos de reina enamorada
terminaron rebotando en la puerta de tu casa.